Quién soy

Miguel  G. Aracil, nacido en Barcelona -en el barrio del Poble Sec, al igual que sus bisabuelos, aunque, por suerte cambió de barrio tres décadas más tarde-  en mayo de 1955, tauro con ascendiente en escorpión, aunque personalmente poca confianza tengo en dicha disciplina.

Escritor y periodista, aunque en un principio empecé con información sobre deportes de riesgo y naturaleza, mis pasos me han llevado a moverme principalmente por el mundo del misterio, lo oculto, y de todo aquello que tiene dos explicaciones: la racional y ortodoxa, y la paralela, “maldita” o heterodoxa, que uno disfruta dando cuchilladas a diestro y siniestro mediante la tinta escrita, a ortodoxos, ciencillas , empoltronados, hienas con micrófono y sieteciencias, pues no es lo mio comulgar con rueda de molino, aunque la verdad, como ateo que soy no comulgo ni con pétrea rueda ni con hostia bendecida.

Todos somos un poco ignorantes. Lo que ocurre es que no todos ignoramos las mismas cosas…

Desde colaborador de publicaciones especializadas como Más Allá de la Ciencia (la cual me dejó a deber bastante dinero pese a existir sentencia judicial), Año Cero, Enigmas (desgraciadamente facellida recientemente) o Enigmas Express, por mencionar sólo las serias del sector, que de las otras ni el recuerdo quiero, o de temática viajera o divulgativa, como Rutas del Mundo, Nuevos Horizontes… hasta director de Mundo Oculto, Sabat 2000, y Ritos y Tradiciones, pasando por coordinador de redacción de la desaparecida Karma 7, corresponsal de Misterios de la Arqueología o asesor periodístico de la publicación de historia, geografía y viajes La Espiral, he tocado todos los palos del mundo de las mal llamadas paraciencias o “prensa del misterio”, donde he conocido desde lo mejor de cada casa, muchos de cuyos primeras espadas gozo es decir que son amigos míos, hasta lo peor, que ni para chusma de galeras servirían.

«Lo que no vale se tira» es una de mis frases preferidas y principal mandamiento a aplicar. Se lo recomiendo a mis amistades.

Afectado de una grave pero dulce "travelpatía" (necesidad obsesiva de viajar, y quiera el Destino que nunca me cure) he recorrido un buen número de países de Europa, África, Iberoamérica y Asia, cubriendo informaciones a la vieja usanza, con el chaleco multiusos, gorro de ala ancha, un par de blocs de notas ( Moleskine si el bolsillo lo permite), mis queridas Nikon, los “bolis” y toda la vitalidad que el Destino me ha permitido tener. Mientras la salud lo permita, que de vez en cuando sus latigazos y sustos da, seguiré en mi doble vertiente de escritor y reportero, intentando buscar siempre la parte heterodoxa de la noticia, dentro de la historia, la arqueología, la etnología, la religión, el conocimiento o cualquier enigma del pasado, pues a día de hoy, el futuro, viendo cómo está el patio, me importa tres esmeriles, y publicando lo que en buena gana me venga, sin miedo a la censura o la excomunión, que tanto lo uno como lo otro, no me darán techo ni bocado, ni me harán pedir perdón. Mientras el cuerpo aguante, gorro de ala ancha, cámaras y Moleskine, y a poner palos a las ruedas a dogmas y ciencias infusas, que uno tiene fama de inconformista, y teme poder perderla. Fruto de casi cuatro décadas de trabajo a cuenta de San Francisco de Sales  -año más, año menos- han dado como prole impresa más de 400 reportajes y 61 libros editados. Sí, editados, pues mucho escritor hay de aquellos de “soy escritor y... estoy esperando que me publiquen mi primer libro” . Confesaré que algunos de mis trabajos los considero buenos, otros regulares, e incluso algunos hay que actualmente no los iba a escribir ni bajo pena de garrote vil, pero ahí están, para bien o para mal y para engrase de mi curriculum, que de ego todos tenemos, aunque unos más y otros menos. También es verdad que tanto libro publicado te permite conocer a mucho editor, algunos buenos, otros no tanto, y alguno que debería estar en galeras, con perdón para los galeotes que compartieran banco con él o ellos.